1. Moverte de manera extraña para estar más cerca del chorro de agua y aún así morirte de frío. A menos que tengas una de esas regaderas súper pro que sale agua de ambos lados de la pared sentirás un poco de calor, y lo peor es que ese movimiento aparte de ser raro es cero sexy.
2. Darte cuenta de que el agua y la humedad nunca serán igual a un lubricante. ¡Auch!
3. No ser capaz de conseguir una verdadera ducha. Hay veces que sientes que estás más sucia de lo que entraste… Después te convences pensando: “Eso a quién le importa, ¡arriba el sexo en la regadera!”
4. Saltarte el acondicionador y terminar con pelo de escoba. Con el shampoo no hay problema, incluso hay algo sexy en él, ya que puede ser una forma extraña de iniciar el juego previo, pero después de eso ya no es atractivo tomar el acondicionador y dejarlo actuar unos minutos para reparar tus puntas abiertas.
5 . Tratar de ir a su ‘zona sur’ y morir en el intento. Tu boca se inunda de tanta agua que es inútil seguir tratando, a menos que quieras ahogarte…
6. Conseguir la posición perfecta es prácticamente imposible. “Espera, ¡auch!, OK, vamos a intentarlo así, ah, no, está bien, vamos a movernos para acá un poco”. Estamos seguras que este tipo de encuentro es el secreto mejor guardado del sexo.
7. Saber que las posibilidades de descalabrarse son altas. Lo cual impide mantener el ‘sex mood’ en su mejor condición.
8. Darte cuenta que cuando encuentras una posición que funciona pasará muy poco tiempo para que deje de ser efectiva. ¡Así de cruel es el sexo en la regadera!
9. ¿Y si nos acostamos en el piso? Mueres por hacerlo en el suelo pero no hay manera, el espacio es demasiado pequeño.
Cosmopolitan Con Información de Confirmado
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