El pasado mes de abril, una cuenta pública de WeChat denominada MKData, ofreció a cientos de universitarios chinos la posibilidad de participar en una encuesta, y los resultados, publicados el pasado 6 de mayo, han sido casi tan reveladores como los del célebre Informe Kinsey.
Por supuesto, no se trata de una investigación llevada a cabo por científicos, pero el método utilizado ha garantizado unos niveles de anonimato que probablemente tienen mucho que ver con las sorpresas cosechadas
Para empezar, y muy en línea con lo que he venido sosteniendo en otros escritos dedicados a la represión sexual en China, nos encontramos con que el 57,5% del total de estudiantes nunca habría tenido relaciones sexuales.
Sin embargo, la distribución de dichos estudiantes a lo largo de los diferentes cursos y niveles de estudio resulta tanto más sorprendente, ya que la mayoría de los “no estrenados” no se concentra en el primer año, como cabría esperar, sino en el segundo, momento a partir del cual se va reduciendo, hasta constituir un 35,56% en el cuarto curso de la carrera. Sin embargo, dicho grupo escala nuevamente hasta un 52,63% entre los estudiantes de máster, entre los que habría más vírgenes que en el primer curso.
¿La explicación? Siempre es posible que se trate de un error metodológico, pero es posible que los resultados muestren la llegada de una nueva generación más abierta en cuestiones sexuales, mientras que el alto porcentaje de vírgenes entre los estudiantes de máster sugiere que la lógica deabstenerse con el fin de mejorar las notas (aprendido durante el instituto) sigue en buena forma entre los estudiantes que aspiran a niveles más altos de formación.
No en vano, el 26,6% de los encuestados está en contra de mantener relaciones sexuales durante los estudios universitarios, opinión que asciende hasta casi un 40% entre las mujeres (solo un 9,88% de los hombres se opondría).
Por otra parte, según el estudio, las mujeres ocupan un porcentaje más alto entre quienes nunca han tenido relaciones sexuales, llegando hasta un 68,69%, ventaja más o menos predecible si tenemos en cuenta el extra de control que la sociedad ejerce sobre las mujeres, a quienes todavía muchos esperan vírgenes a la hora de casarse.
Sin embargo, aunque, efectivamente, un 46,73% de las encuestadas afirmó haberse sentido mal por perder la virginidad con una persona que no será su marido, solo un 43,21% de los hombres consideró que dicha situación debía ser causa de arrepentimiento.
En cuanto al estado de las relaciones sentimentales, que no siempre tienen por qué ir acompañadas de relaciones sexuales, el 60,11% negó tener pareja, aunque dicha proporción varía ligeramente en favor de los estudiantes de orientación bisexual y en contra de los de orientación homosexual.
Respecto de la orientación sexual, los resultados revelan que “solamente” un 81,91% se considera heterosexual, seguido de un 11,97% de bisexuales y un 6,12% de homosexuales. Sin embargo, una vez más, nos encontramos resultados bastante diferentes para los hombres y las mujeres.
Y es que, mientras la mayoría de los hombres no heterosexuales se definen como homosexuales (8,64%), la mayoría de las mujeres no heterosexuales opta por la categoría bisexual (16,82%), lo que sugiere una mayor “flexibilidad” en la orientación de estas últimas.
Al mismo tiempo, al analizar los resultados sobre la participación en páginas web para facilitar relaciones casuales, descubrimos que solo un 11,04% de los heterosexuales admitió haber recurrido a ellas, mientras que dicho porcentaje aumenta hasta un 52,17% entre los homosexuales y un 24,44% entre los bisexuales. Pero, mucho ojo, porque esto no implica que los no heterosexuales sean más dados a la promiscuidad, ya que simplemente podría ocurrir que la discriminación les hace más propensos a evitar otras formas de relacionarse y recurrir a estas redes más anónimas y discretas.
En cualquier caso, solo un 21,5% de las mujeres aceptaría la idea de los encuentros casuales, frente a un 58,64% de los hombres, que recurren a los servicios antes citados con el doble de asiduidad.
Pasando a la cuestión de las prácticas sexuales, el estudio revela datos de lo más interesantes.
En el lado de los hombres, observamos que la modalidad más aceptada es la del sexo oral, con un 86,42% de apoyo, seguida del uso de juguetes (82,1%), la grabación de los actos en vídeo (33,95%), el sadomasoquismo (28,4%) y los tríos (19,14%). En el lado de las mujeres, las preferencias cambian en favor de los juguetes eróticos (67,29%), el sexo oral (48,6%), el sadomasoquismo (16,82%), la grabación en vídeo (14,49%) y los tríos (9,35%).
No obstante, las mujeres que se oponen a las prácticas “especiales” constituyen un 21,50% del total, mientras que entre los hombres dicho grupo se reduce a 5,56%.
Sin embargo, a la hora de cruzar las variables de orientación sexual y prácticas “especiales”, nos encontramos con que el porcentaje de quienes no gustan de estas últimas apenas varía dos puntos entre los heterosexuales, homosexuales y bisexuales.
En cuanto al uso de métodos anticonceptivos, el condón es el considerado como más seguro (52,39%), seguido del consistente en contar los días fértiles (22,34%), el coitus interruptus (17,29%) y la toma periódica de píldoras (7,18%), mientras que solo un 3,72% admitió no tomar medidas al respecto.
Sin embargo, en lo que a educación sexual se refiere, solo un 38,3% indicó haber recibido formación al respecto, lo que supone una cifra muy baja con la que hasta el redactor de la noticia bromea, lamentándose de que las primeras lecciones sobre sexualidad suelen llegar de manos de la profesora Cang (Aoi Sola), una conocida actriz de cine erótico venida a menos en Japón y recibida como poco menos que una diosa en China.
Ahora bien, las diferencias en el uso de métodos anticonceptivos son mínimas entre los estudiantes que recibieron y no recibieron educación sexual, lo que hace que podría deberse tanto a la disponibilidad de información en Internet como a la baja calidad de las clases de prevención impartidas en los centros.
HistoriasdeChina.com
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