En esta imagen de archivo, tomada 10 de diciembre de 2015, se muestra el centro de investigación de fusión nuclear en el Max Planck Institute for Plasma Physics, en Greifswald, Alemania.Foto: Stefan Sauer/dpa via AP, archivo GERMANY OUT, AUSTRIA OUT, SWITZERLAND OUT / AP en español
Después de nueve años de construcción e investigación, los investigadores en el Instituto Max Planck de Greifswald inyectaron una pequeña cantidad de hidrógeno a un dispositivo con la forma de una dona, luego lo cocinaron con el equivalente a 6.000 hornos de microondas.
El gas resultante, súper caliente, conocido como plasma, duró una fracción de segundo antes de volverse a enfriar, el tiempo suficiente para que los científicos declararan con confianza que el inicio de su experimento fue un éxito.
"Todo salió bien hoy", dijo Robert Wolf, un científico involucrado en el proyecto. "Con un sistema tan complejo como éste debes asegurarte que todo funcione a la perfección y siempre hay un riesgo".
Entre las dificultades está cómo enfriar el complicado acomodo de imanes necesarios para mantener al plasma flotando al interior del dispositivo, dijo Wolf. Los científicos observaron de cerca los traspiés experimentados durante el arranque de Large Hadron Collider en Suiza hace más de cinco años para evitar errores similares, agregó.
El experimento es parte de un esfuerzo mundial para lograr una fusión nuclear, un proceso en donde los átomos se unen a temperaturas extremadamente elevadas y liberan enormes cantidades de energía.
Aunque la tecnología podría demorarse décadas, los científicos esperan poder sustituir algún día la necesidad de combustibles fósiles y plantas convencionales de fisión nuclear.
En el sur de Francia ya comenzó la construcción del ITER, un enorme reactor internacional de investigación que utiliza una fuerte corriente eléctrica para captar plasma al interior de un dispositivo con forma de rosquilla suficientemente largo para que se lleve a cabo la fusión. El dispositivo, llamado tokamak, fue concebido por físicos soviéticos en la década de 1950.
El equipo de Greifswald se enfoca en una tecnología rival inventada por el físico estadounidense Lyman Spitzer en 1950. Llamado un stellarator, tiene la misma forma de dona, pero utiliza un complicado sistema de resortes en lugar de una corriente para obtener el mismo resultado.
El dispositivo de Greifswald debería mantener el plasma en el lugar más tiempo, dijo el director del proyecto Thomas Klinger. "El stellarator es más calmado", dijo en entrevista telefónica. "Es mucho más difícil de construir, pero más fácil de operar".
Conocido como Wendelstein 7-X stellarator, o W7-X, y con un costo de 400 millones de euros (435 millones de dólares), se activó por primera vez en diciembre empleando helio, que es más fácil de calentar.
Aunque los críticos dicen que la búsqueda de una fusión nuclear es un desperdicio de dinero que podría utilizarse en otros proyectos, Alemania ha financiado el proyecto Greifswald, cuyos gastos han alcanzado los 1.060 millones de euros en los últimos 20 años, incluidos los salarios del equipo. La canciller alemana Angela Merkel, con un doctorado en física, presionó personalmente el botón de arranque el miércoles.
Terra.es
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