Se acabaron las mentiras sobre que los transgénicos son 'inocuos' o seguros. Estudio demuestra que al consumir transgénicos estamos sometiendo al organismo a elementos tóxicos para muchos tejidos.
Al comparar la soja que contiene una enzima genéticamente modificada para hacer que la planta sea resistente al Glisofato, el Grupo de Biología de Sistemas del Centro Internacional para Sistemas Integrativos, de Cambridge, Estados Unidos, reveló que el componente trangénico hace que la planta acumule el formaldehido, un elemento tóxico para los tejidos, y reduzca el glutation, elemento clave para mantener sanas las células.
Esto está sucediendo en una gama de alimentos aprobados asociados al pesticida Roundup de Monsanto, como la soja, maíz, remolacha, canola, algodón y alfalfa.
El estudio pubicado en julio de 2015 afirma que se demostró que no se puede afirmar que los productos transgénicos son inocuos, como lo hace la Administración de Drogas y Alimentos FDA, de EE.UU:, argumentando que los transgénicos son equivalentes sustanciales a las plantas no modificadas.
Además destaca que la Casa Blanca de Estados Unidos el 2 de julio 2015 ordenó una revisión de las normas para los cultivos transgénicos.
“El centro del debate parece estar en la metodología utilizada para determinar los criterios de equivalencia sustancial”, destacaron los científicos.
Para analizar si había equivalencia sustancial o diferencia sustancial, entre ambas plantas una normal de soja y una genéticamente modificada decidieron ver el comportamiento marcando a cinco biomoléculas de la soja Glycine max, en relación al metabolismo y el estrés oxidativo. considerados por los autores y académicamente, como “dos sistemas moleculares fundamentales para la función de la planta”.
Los resultados del análisis demostraron “una importante acumulación de formaldehído y el agotamiento simultáneo de glutatión en el OMG, lo que sugiere cómo un “pequeño” y solo GM crea “grandes” y sistémicas perturbaciones a los equilibrios de los sistemas moleculares”.
Los científicos recomendaron a las agencias reguladoras, que autorizaron los productos genéticamente modificados para que revisen las normas para la seguridad de los OGM, y adopten un enfoque de la Biología de Sistemas, que consiste en usar los métodos computacionales utilizados en su estudio, realizar una fase experimental in vitro e in vivo y desarrollar un entendimiento de sistemas de “equivalencia” utilizando biomarcadores, como el formaldehído y el glutatión, que predicen trastornos metabólicos.
“Los Herbicidas a base de glifosato, tales como Roundup, inhiben la 5-enolpiruvilshikimato 3-fosfato (EPSP) sintasa (EPSPS), una enzima crítica que es absolutamente necesaria para la supervivencia de la planta. La enzima es esencial para catalizar el paso final en la biosíntesis de la vía de los aminoácidos aromáticos shikimato”, detalla el informe.
Las plantas transgénicas señaladas como Roundup Ready (RR) contienen el gen obtenido de una bacteria, la Agrobacterium sp. cepa CP4, que se une a la enzima EPSPS, produciendo entonces la enzima CP4 EPSPS , la cual ordena que ésta sea insensible al glifosato.
La enzima transgénica CP4 EPSPS en la soja, en particular, se ha encontrado estar involucrada en cuatro mecanismos moleculares, que regulan cuatro enzimas claves del metabolismo, tales como superóxido dismutase, catalasa, ascorbato peroxidasa y glutatión reductasa, y también afectan el peróxido de hidrógeno. Estas afectaciones hacen que se se acumule formaldehido.
Los científicos advierten a su vez que el glutatión es un agente anti-oxidante importante que sirve para mantener el equilibrio de los tejidos a nivel celular, por lo que su baja causada por un transgénico puede afectar a todo un sistema vivo.
Autoridades reguladoras de doce países han aprobado el uso comercial de la enzima CP4 EPSPS genéticamente modificada “en al menos un total de siete especies de plantas incluyendo
- Beta vulgaris L. (remolacha),
- Brassica napus L. y Brassica rapa L. ( semillas oleaginosas y nabo, respectivamente, aunque ambos pueden ser referidos como canola),
- Gossypium hirsutum L. (algodón),
- Medicago sativa L. (alfalfa),
- Zea mays L. (maíz),
- Glycine max L. (soja)”.
Las preocupaciones sobre el potenciales efectos para la salud y la seguridad del medio ambiente de los organismos modificados genéticamente han limitado la aceptación de este tipo de líneas de semillas y productos alimenticios, especialmente en Europa y Japón.
El estudio dar entender la manera errada en que se plantea el argumento de inocuidad de los productos transgenicos y destaca las ventajas de la Biología de Sistemas para hacer transparente la imvestigación.
“La Biología de Sistemas emerge donde termina el Proyecto Genoma Humano, yproporciona un enfoque no reduccionista de entender la complejidad de los sistemas biológicos.
El pensamiento reduccionista y la teoría dogmática central de Watson y Crick habían hecho hincapié en que los genes por sí solos son los que hacen lo que somos. La Biología de Sistemas se levantó en respuesta a este reduccionismo y centra la atención no en sólo una parte, como el genoma, sino en la interacción compleja de los sistemas de sistemas a través de los genes, las proteínas y las vías moleculares complejas, que están influenciados por una capa epigenética, afectada por ambos sistemas endógenos y exógenos como la nutrición, el medio ambiente, y tal vez, incluso pensamientos”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario