Kamilah Brock tiene 32 y es banquera. Acaba de demandar a la policía de Nueva York por lo que vivió una noche de septiembre de 2014, un caso que podría calificarse de racismo extremo.
Era de noche y Kamilah conducía su BMW de 325 caballos por el barrio de Harlem. De pronto, una patrulla de policía la detuvo y un agente le preguntó por qué sus manos no estaban encima del volante: “Estaba bailando, estoy en un semáforo en rojo”, contestó ella.
Entonces el agente le pidió que saliera del coche. Brock fue inmediatamente detenida y trasladada a la comisaría, donde permaneció varias horas hasta que la liberaron sin cargos. Su coche había sido confiscado y según las instrucciones que le dieron, debía pasar a recogerlo al día siguiente. Pero su pesadilla acababa de empezar.
Al cabo de 24 horas, Brock se presentó en las dependencias policiales y se encontró con que los funcionarios no se creían que ella fuera la dueña del coche de gama alta: “Me miraban como si fuera una mentirosa”, dijo Brock a Pix 11, un programa de New York TV.
Varios agentes la rodearon, la esposaron y le dijeron que se trataba de un protocolo necesario para llevarla hasta su auto. Brock no sabía que los policías ya habían concluido que padecía algún tipo de enfermedad mental.
“¿De verdad estoy yendo hasta mi coche en una ambulancia y esposada?", dijo Brock. "Estaba muy confundida”. El destino de la ambulancia no era otro que un hospital psiquiátrico de Harlem, tal y como ha quedado registrado en la documentación de ingreso.
Imagen de la cuenta de Instagram de Kamilah Brock.
Brock relata que varios operarios se acercaron y que sintió que un doctor le pegó en el brazo. Le acaban de administrar un fuerte sedante. Cuando despertó estaba tumbada en una camilla completamente desnuda, sin ropa interior. También la habían obligado a tomar litio.
Michael Lamonsoff, el abogado de Brock, asegura que su clienta no tiene antecedentes de problemas de salud mental.
La banquera permaneció 8 días ingresada en el hospital psiquiátrico, y según su testimonio, el personal intentó en varias ocasiones que negara que el coche es de su propiedad, e incluso que trabaja en un banco. Por el ingreso se le ha hecho llegar una factura de 11.500 euros.
Al parecer los psiquiatras creyeron que Brock padecía trastorno bipolar por decir la verdad sobre sí misma, y también por asegurar que el Presidente Barack Obama la sigue en Twitter, lo que también es verdad. “Me sentía en una pesadilla, no entendía lo que me estaba pasando”.
El abogado de Brock tiene claro que a una mujer blanca no se le habrían cuestionado tales afirmaciones. Según Lamonsoff habría sufrido un ataque a su integridad personal, una pérdida de libertad sin garantías y angustia mental. La 4ª y 14ª enmiendas de la Constitución de Estados Unidos habrían sido violadas y, por lo tanto, Brock habría sido una víctima de racismo.
Por su parte, la policía afirma que Brock actuaba de forma irracional y que hablaba de forma incoherente. También aseguran que la mujer corrió hacia el tráfico de la Octava Avenida. Por lo demás, no ha negado la detención y posterior ingreso en el centro psiquiátrico.
Esta caso ha tenido lugar en Nueva York, una de las ciudades más cosmopolitas y multirraciales del mundo.
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