De lo que vemos en las películas pornográficas a lo que en realidad dura de media una sesión de sexo suele haber un abismo. De viva voz pensar en la diferencia entre 20 minutos y 10 minutos no parece mucho y creemos que lo lógico y realmente placentero sería superar la primera cantidad. Pero lo cierto es que media hora continuada de coito, sexo oral o cualquier tipo de práctica en la vida real no es tan común.
A menudo, escuchamos hablar sobre las posiciones para que ellos duren más, las posturas con las que ellas tienen más posibilidades de alcanzar el clímax o de dónde y cómo hay que tocar para que la relación sexual sea verdaderamente placentera. Pero la cuestión es cuántos minutos de sexo son suficientes y cuándo podemos clasificar a un encuentro demasiado breve.
Podría decirse que en la mayoría de las encuestas a todos nos da por pasarnos de la raya y ser poco realistas. Siempre queremos más sexo y durante más minutos de los que se asegura aguantamos de media. “Cuando el experto en salud Keith Ablow encuestó a los espectadores de Fox News en el año 2007, el 80%de los hombres y las mujeres declararon que querían sesiones de sexo de media hora. Sin embargo, la duración real de las relaciones heterosexuales tiende a ser bastante más corta”, explica Maureen O'Connor en The New York Magazine.
A veces pienso que hemos estado una hora y cuando miro el reloj sólo han pasado 15 minutos
La mayoría de los investigadores coinciden en que el promedio es algo así como seis minutos. '¿Eso es todo? Pues vaya', pensarás. Sin embargo, el deseo aspiracional de tener largos encuentros sexuales, y ser tan buenos como los actores porno en realidad no es tan saludable (ni factible) como imaginamos.
De la eyaculación precoz al orgasmo femenino
Vivimos condicionados por la suposición casi universal de que un encuentro sexual breve se traduce en mal sexo. Pero si te parecen escasos los menos de 10 minutos de media actual, piensa que es bastante más de lo que tuvieron nuestros antepasados, y eso que, como se suele decir, no tenían televisión ni otros entretenimientos de por medio. Según descubrió Alfred Kinsey, uno de los pioneros de la investigación sexual humana, en uno de sus estudios más importantes elaborado en 1948, el 75% de los hombres estadounidenses tenían un orgasmo a los dos minutos de comenzar el coito. Eso sí es brevedad.
Sin embargo, estudios más recientes han establecido un tiempo medio de entre 5,4 y 7,5 minutos, “lo que sugiere que los hombres pueden estar adaptando su comportamiento sexual para ser mejores parejas”, explica Rachel Hills en su libro The Sex Myth (Simon & Schuster). “Hoy en día ya no es aceptable terminar el acto antes de que una de las partes ni siquiera haya comentado”, ironiza la autora.
La eyaculación precoz ha sido uno de los grandes problemas que ha acompañado a los varones en sus vidas sexuales. A ellos y a ellas, porque las féminas apenas disponían de tiempo para acomodarse a la situación y disfrutar un mínimo. Pero desde aquello algo ha llovido. La revolución sexual de los años 70 reclamó la importancia del placer sexual de la mujer y desde entonces el orgasmo femenino ha adquirido el papel que realmente le toca. En este sentido, cada vez más hombres se enfrentan abiertamente a sus problemas disfuncionales y prueban nuevas técnicas y soluciones. Pero lo cierto es que, lamentablemente, todavía queda mucho por recorrer.
¿Cómo se mide el sexo?
Según un estudio elaborado por los los terapeutas sexuales Corty y Guardini, que fue publicado en el Journal of Sexual Medicine en 2008, el sexo es 'demasiado corto' cuando dura de uno a dos minutos, 'adecuado' si es entre tres y siete minutos y 'deseable' es de siete a 13. Establecieron el rango de 'demasiado tiempo' a partir de los 30 minutos, por lo que los expertos subrayaron que cualquier sesión que durase más excedía los límites.
“Entonces, ¿por qué esperamos que el sexo dure una hora cuando algo más de diez minutos es una anomalía estadística?”, se pregunta O'Connor. El problema es similar al que se da cuando salen estudios sobre la medida media del pene y la eterna pregunta: ¿desde dónde hay que medir el miembro viril? ¿Por delante o desde la base de los testículos? Pues lo mismo con el sexo y los preliminares.
Alargando los minutos
La gran mayoría de los estudios realizados contabilizan el conocido comoTiempo de Latencia Eyaculatoria Intravaginal o TLEI, que mide el transcurso desde que el pene erecto penetra la vagina hasta que eyacula. Pero esta es una visión extremadamente mecánica del sexo, continúa O'Connor, quien se plantea cómo puede entonces calcularse el principio y el final de una relación: “¿Empieza cuando una pareja se excita? ¿Cuando se tocan los genitales? ¿Qué pasa con las mujeres capaces de tener un orgasmo solo con la excitación de sus pezones?”.
Aunque las últimas encuestas han incluido en sus medias los juegos sexuales previos, seguimos dando resultados mucho más bajos de lo que cabría esperar. Si ir más lejos, en 2012 un equipo de investigadores de la Universidad de New Brunswick tomó la valiente decisión de medir la duración del sexo incluyéndolos y se estableció un promedio de 11 a 13 minutos para los preliminares y de siete a ocho de coito. Sin embargo la mayoría declaró que les gustaría que sus encuentros sexuales durasen aproximadamente el doble de tiempo.
En 1948, el 75% de los hombres tenían un orgasmo a los dos minutos de comenzar el coito. Eso sí es brevedad
Mientras las mujeres querían ocho minutos más de juegos previos y siete más para las relaciones sexuales, los hombres alargarían los preliminares en cinco minutos más y añadirían 11 minutos extra para el sexo, explicaron los investigadores.
Algo no cuadra: es complicado cumplir con las expectativas durante el coito vaginal y alargarlo en exceso, pero ¿qué problema hay con los juegos previos? No hay ninguna limitación física para alargar estos cuanto se desee. Más cuando ambas partes están de acuerdo en al menos cinco minutitos más de retoce. El coito es tan sólo uno de los ingredientes del sexo, un paso en el proceso de sentir placer, pero parece que sigue siendo el verdadero protagonista de las vidas sexuales heterosexuales.
¿Tenemos el sexo que nos merecemos?
A los problemas de comunicación sexual y los tabúes que aún son fuertes en nuestras sociedades se unen otros fenómenos como el efecto de dilatación del tiempo. “Como siempre dice un amigo heterosexual: 'A veces pienso que hemos estado follando durante una hora y cuando miro el reloj sólo han pasado 15 minutos'”, ejemplifica la doctora E. Sandra Byers, coautora del mencionado estudio sobre los preliminates.
Analizando los resultados de las encuestas y cómo es la vida sexual de la mayoría de los mortales, el terapeuta sexual Eric Corty se plantea si lo que ocurre en realidad es que la gente no quiere tener más sexo: “Tal vez cuando no están practicándolo activamente sobrestiman cuánto quieren. De la misma manera que compro demasiada comida cuando voy al supermercado con el estómago vacío”, continúa el experto quien cree que la gente ofrece la respuesta socialmente bien vista y contestan lo que piensan que se supone que deben decir o desear, “incluso cuando es una encuesta anónima”.
Es complicado cumplir con las expectativas durante el coito vaginal y alargarlo en exceso, pero ¿qué problema hay con los juegos previos?
Queremos aparentar ser auténticas bestias en la cama que ansían durar más y más tiempo. ¿Así seremos mejores no? Nuestras expectativas sexuales están relacionadas con el mito de que el sexo es una de las actividades más intensas, especiales, emocionantes y placenteras que podemos tener los seres humanos. “Si bien tener buen sexo es necesario para sentirnos realizados, la lógica nos lleva a pensar que cuanto más practiquemos seremos mejores”, analiza Hills; “Así, las mujeres se sienten obligadas a declararse como unas ninfómanas multiorgásmicas y los hombres forzados a practicarlo más y durar más tiempo”, sentencia la autora.
“La gente tiende a querer invertir más tiempo no sólo en el sexo sino en todo aquello que disfrutan o piensan que deberían disfrutar”, continúa Byers: “Si me dan un cuestionario en el que me pregunten '¿te gustaría visitar más a tu nieta?',cualquiera diría que sí. El cómo vas a encajar ese deseo en tu vida es una cuestión diferente”.
ElConfidencial
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