martes, 15 de diciembre de 2015

17 consejos de defensa personal

La diferencia entre alejarse y convertirse en el encabezado del periódico de mañana está en lo bien que te prepares para protegerte en una mala situación. Puedes preparar algunas técnicas simples para defenderte antes y durante un ataque, ya sea una pelea o una emboscada, garantizando así tu seguridad. No necesitas ser Jean Claude Van Damme para evitar sufrir daño alguno. 

Parte 1 de 4: Mantener una postura defensiva
Protege tu rostro. Si el atacante intenta golpear o sujetarte desde el frente, coloca tus manos en la frente haciendo un tipo de gesto que indique “¡En la cara no!” y con los brazos pegados al cuerpo. Esto puede parecer una posición defensiva débil, pero te brinda una ventaja pues hace que tu oponente baje su guardia. Asimismo, esta posición protege tu rostro y tus costillas, dos lugares que de seguro querrás mantener a salvo.

Párate teniendo una base amplia. 
Párate tanto de izquierda a derecha como de adelante hacia atrás, mantén los pies en diagonal imitando una postura de artes marciales. Esto disminuirá las probabilidades de que te golpeen o te empujen.

Tendrás una mejor oportunidad de ganar y de alejarte de la pelea si te mantienes de pie. Evita bajo cualquier circunstancia pelear en el suelo.

Evalúa a tu agresor

Mira sus manos. Si estuviera a punto de atacarte con ellas, las extendería. Sin embargo, si ocultara un arma, las tendría escondidas o a los lados.

Si te ataca una persona utilizando un cuchillo o una pistola, necesitarás evitar la confrontación y alejarte. Si esto resulta imposible, necesitarás terminar la confrontación con un ataque de alto impacto de la manera más rápida posible y luego correr en busca de ayuda.

Adopta la postura defensiva de correr. 
A menos que tu atacante lo impida, alejarte es la única garantía de tu seguridad. Si puedes evitar una pelea, hazlo y aléjate corriendo.

Parte 2 de 4: Defenderte desde el frente
Apunta a los ojos y la nariz.
 
Si necesitas terminar la pelea de la manera más rápida posible al dar el primer golpe, hazlo fuerte y golpea tantas veces como puedas, luego corre en busca de ayuda. Si un asaltante te embosca en un callejón, no te preocupes por pelear de manera limpia. Mantente a salvo al hacer que la confrontación sea lo más rápida posible. Los ojos y la nariz son los lugares más suaves en el rostro de esa persona y son vulnerables a los codos, las rodillas y a tu frente.
  • Utilizando la parte más dura de tu frente, muy cerca de la línea del cabello, intenta golpear la nariz de tu atacante al tensar el cuello y dirigir tu frente hacia el medio de su rostro. Esta es la manera más rápida y más inesperada de terminar una pelea por completo. Sin importar lo fuerte, lo experimentado o lo violento que sea tu atacante, es muy difícil que se recupere rápidamente de un cabezazo fuerte en la nariz.
Si tu atacante es de género masculino, patea o sujeta su entrepierna.
Darle un rodillazo fuerte o sujetarlo en la entrepierna con la mano y torcerlo es un movimiento instantáneamente eficaz que hará que tu atacante caiga. Una vez más, este no es el momento para preocuparte por pelear sucio. Si tu vida corre peligro, apunta a la entrepierna.

Si esto hace que tu oponente se retuerza de dolor, considera la posibilidad de darle un rodillazo en la nariz para asegurarte de que quede fuera de combate.

Apunta a las rótulas. Por ejemplo, si te está estrangulando o si tiene sus manos en tu rostro, atacar sus piernas te brindará la oportunidad de dejarlo abierto a más ataques o te permitirá escapar. Esto es particularmente efectivo en atacantes de mayor tamaño y es algo fácil de hacer desde tu posición de defensa.

Patéalo en las espinillas y en las rodillas al estilo del fútbol con el empeine. Esta será una pata rápida y dolorosa. Además, si sus piernas están lo suficientemente cerca, levanta tu rodilla hacia su pierna interior (nervio femoral), la pierna exterior, la rodilla o la entrepierna. Con esto derribarás a tu oponente e incluso podrás incapacitarlo, ya que solo se necesita aplicar de 5,5 a 7,2 kg (12 a 16 lb) de presión para romper una rodilla.

Sigue defendiéndote. 
Intenta hincarle o presionarle los ojos. Nadie puede defenderse de una hincada en los ojos, independientemente del tamaño que se tenga. Dar palmadas en las orejas puede aturdir o, si se hace bien, romper los tímpanos.

En algunos casos, es posible que quieras atacar el cuello de tu agresor. Para estrangular a alguien eficazmente, no hagas lo que ves en las películas “las manos alrededor de todo el cuello”, sino que debes colocar tu pulgar y los dedos alrededor de la tráquea (en los hombres muy fácil de encontrar gracias a la manzana de Adán). Hunde los dedos en este punto y tu atacante experimentará un dolor intenso y probablemente se caiga.

Si te caes, trata de hacerlo encima de tu atacante. 
Evita pelear en el piso a toda costa, pero si es algo inevitable, utiliza tu peso a tu ventaja. Mientras caes, mantén las partes puntiagudas de tu cuerpo en punta (tales como las rodillas y los codos) y apunta a la entrepierna, costillas y cuello de tu atacante.
Si te ataca con un arma, averigua dónde la guarda. 

Si tu atacante tiene un cuchillo, trata de mantenerte alejado del alcance de su brazo, Si tiene un arma, considera la posibilidad de correr y moverte en zigzag.

Si tienes la oportunidad de huir de manera segura, hazlo. Asegúrate de estar a salvo de tu oponente cuando decidas dejar de defenderte.

En muchos casos, puedes ponerle fin a una situación inmediatamente al darle tu billetera a tu atacante. Esta es una alternativa lógica, sobre todo si tiene un cuchillo o un arma de fuego. Tu vida vale mucho más que el dinero y las tarjetas de crédito que tengas. Lanza tu billetera lejos de ti y corre.

Parte 3 de 4: Defender tu espalda
Desvía el ataque. Si tu atacante trata de sujetarte por detrás para estrangularte, presiona su antebrazo contra tu clavícula en lugar de alejarlo directamente de ti, lo que puede ser difícil si peleas con alguien que es más fuerte que tú. Coloca una mano sobre su codo (sobre el antebrazo) y otra debajo de él (de modo que tus manos estén en ambos lados del codo). Luego, haciendo un movimiento fuerte y determinado, da un paso y balancea todo tu cuerpo como si el brazos fuera la bisagra y tu cuerpo una puerta.

Esto te liberará del estrangulamiento y dejará su cabeza, sus costillas y sus piernas expuestas a tu contraataque. Si tu atacante está detrás de ti, las espinillas estarán justo detrás de tus piernas y expuestas a tus pisotones y patadas.
Siéntate. 
Si tu atacante trata de levantarte por detrás, deja caer tus caderas rápida y violentamente como si te lanzaras sobre un sofá. Esto hará que sea más difícil levantarte y te dará una oportunidad más para atacarlo y esquivarlo al pisarle sus espinillas o incluso para colocarte en posición para una defensa frontal.

Ensúciate. 
Si tu atacante intenta estrangularte al rodear sus brazos alrededor de tu cuello, lleva la bola de tu pie hacia adelante, como si acabaras de patear un balón de fútbol y golpea con fuerza en la zona de su pierna ubicada entre su tobillo y la mitad de la pierna, o incluso en su entrepierna. Esta acción puede romperle la pierna o incapacitarlo.

Parte 4 de 4: Evitar la confrontación
Entiende las etapas de una pelea. Prepararte para cada etapa de una confrontación puede ayudarte a evitar llegar a una pelea física. Evitar una pelea seria debe ser tu objetivo principal, de modo que necesitas ser más grande y estar más consciente de la situación que tu oponente. Las etapas de un conflicto son:
  • La provocación. Consiste en la discusión inicial antes de que la pelea inicie. Puede empezar de una manera relativamente inofensiva pero puede agravarse rápida e inesperadamente.
  • Amenazas verbales. Cuando una discusión lleva a la amenaza de una confrontación física. Por ejemplo, “Voy a ____”.
  • Empujar u otra conducta insistente. Por lo general, los intentos para hacer que el conflicto llegue a un tono serio no empiezan con puñetes o patadas, sino con tácticas de intimidación nariz contra nariz además de empujones. En este punto, aún es posible alejarte sin dar inicio a una pelea completa.
  • Evita en lo posible la confrontación, ya sea que se trate de una agresión verbal o física. Cada uno de los pasos que llevan a una pelea es una oportunidad para terminar la discusión. Uno conducirá inevitablemente al otro a menos que una de las partes involucradas dé marcha atrás. Retrocede. La confrontación física propiamente dicha debe ser tu última línea de defensa.
  • Si estás en medio de una discusión, tranquilízate bajando la voz. Los “machos” en un bar puede intensificar cosas tontas de manera rápida pero estarán listos para abrazarte y comprarte un trago si te disculpas y los distraes. Si mantienes la calma, ellos se tranquilizarán.
  • Si un atacante te embosca, deberás llegar a un lugar donde las personas puedan verte y ayudarte. Hay menos probabilidades de que te dañen gravemente si te estás en una calle concurrida donde las personas transiten. La confrontación tiene menos probabilidades de intensificarse en público.
  • Evita caminar solo. Si tienes un tramo largo que recorrer para ir a casa desde la estación de autobuses o del tren al volver del trabajo, considera la posibilidad de reunirte con un amigo cerca de la parada del metro y caminar juntos. 
  • Mantenerse en grupos es la manera más segura de evitar este tipo de situaciones.
  • Si debes caminar solo, únete a otro grupo de transeúntes y quédate cerca. No es necesario que los conozcas para mantenerte seguro entre ellos.
Porta un arma
El gas lacrimógeno y el espray de pimienta son dispositivos de defensa útiles que puedes portar. Los cuchillos y las pistolas son armas peligrosas que muchos consideran útiles, pero que también pueden tornarse en tu contra si no estás preparado para usarlas. Ten mucho cuidado y sé inteligente al elegir un arma y lleva la certificación apropiada para asegurarte de saber cómo manipularla de manera segura. Nunca portes una de forma ilegal.

Considera la posibilidad de tomar una clase de defensa personal si vives en una zona peligrosa y te preocupa tu seguridad.

Consejos
  • Si alguien te ataca, tú estás en lo correcto y la otra persona está en un error. Su motivación probablemente sea apoderarse de tu dinero, de tus posesiones o de tu cuerpo, mientras que la tuya es la autoconservación. Tienes un derecho humano básico a defenderte a ti y a tus seres queridos. ¡Pero recuerda que el primero medio de defensa persona es escapar! En un tribunal de justicia, si se debe llegar a ese punto, podrás justificar tus acciones a través de “actuar en defensa propia” únicamente si tomaste cada oportunidad que tuviste para evitar la confrontación y escapar. Si queda en claro que tuviste una oportunidad para irte de manera segura, pero no la tomaste, entonces ya no es un caso de defensa personal, sino de una conducta indisciplinada y de agresión. Eres responsable por tomar la acción adecuada. Ser víctima de un ataque no es un motivo para asesinar o mutilar cuando podrías haber necesitado de mucho menos para defenderte.
  • Siempre busca los puntos vulnerables. En los hombres, por lo general el punto vulnerable es la entrepierna. Un buen golpe en ese lugar duele muchísimo. En el caso de una mujer, generalmente es el cabello o las axilas.
  • Mantente tranquilo. Si alguien se comporta de manera hostil hacia ti, no entres en pánico. Eso hará que el atacante sospeche que eres débil.
  • Siempre recuerda que es muy probable que la persona que intenta atacarte lo haya hecho antes con alguien más. Evita la confrontación y, si esta fracasa, utiliza todos los medios a tu disposición para salir de la situación de la manera más rápida y segura posible.
  • Si se trata de alguna clase de situación doméstica, podrías preguntarte en qué punto se vuelve lo suficientemente mala como para justificar tu defensa persona. De acuerdo con las normas legales, todo contacto físico no justificado representa una agresión. No importa si esa persona “solo” te empujó, aún significa una agresión, sigue siendo algo posiblemente peligroso y tienes el derecho a defenderte.

Advertencias
Amenazar a un asaltante con un arma como un cuchillo o una pistola es una mala idea a menos que temas por tu vida. No vale la pena ir a la cárcel por asesinato, homicidio involuntario o incluso perder la vida por defender tu billetera. Recuerda que lo más probable es que el asaltante sea más fuerte y tenga más experiencia en peleas que tú, ya que de lo contrario no te habría escogido como su víctima.
Wikihow

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