miércoles, 9 de diciembre de 2015

Las asombrosas costumbres del mamífero más raro del mundo


Los gibones pueden ser rastreados por el sonido de su canto diario.

No es un gran calificativo. Ser el más raro de algo indica que es probable que pronto acabes desapareciendo.
A primera vista, al futuro se ve gris para el gibón de Hainan (Nomascus hainanus). Estos monos no son solo el primate más raro del mundo, sino el mamífero más raro vivo hoy en día.
Se cree que quedan apenas 26 individuos, viviendo en una pequeña parte del bosque tropical en la provincia china de Hainan, una isla en el sur de China.
Aunque protegidos, su hábitat muestra signos de un declive gradual a medida que la población local rastrea el bosque en busca de plantas comibles o medicinales, cazando ocasionalmente otros animales que comparten ambiente con los gibones.
Hace medio siglo no sabíamos demasiado sobre el gibón de Hainan. En ese momento había sobre 2.000 individuos, pero no estaba claro si constituían realmente una especie única.
Para cuando nos enteramos de que sí lo eran, la caza excesiva y la explotación forestal habían reducido drásticamente su presencia.
Pero nueva información sobre sus vidas puede ayudar a salvar a este mono raro y hermoso.
Hay 17 especies de gibón, pero el de Hainan es bastante especial, por más razones que su rareza.
En los últimos 20 años, los primatólogos se han dado cuenta de que estos gibones además de ser una especie distinta, son el gibón vivo más distinto genéticamente.
También sabemos que se comportan de una forma distinta al resto.

Una familia inusual


Ape twoImage copyrightZhao Chao
Image captionLa pérdida de hábitat y la caza han reducido drásticamente la población.

La mayoría de gibones tienen una estructura social que consiste en un adulto macho y hembra, con varios jóvenes.
Pero el gibón de Hainan es distinto: un macho adulto vive con varias hembras.
Lo que no estaba claro era si esta es la forma en la que siempre han vivido los gibones de Hainan o si su estructura social inusual es un resultado de su población devastadoramente baja.
Samuel Turvey, de la Sociedad Zoológica de Londres, ha estado observando a este grupo durante muchos años y cree que su estructura social inusual es normal para ellos.
Este conocimiento es básico para que tenga éxito cualquier programa futuro de conservación.
Por ejemplo, una idea es salvar a los gibones de Hainan ayudándoles a mudarse a otras partes del bosque. Si se les transportase a otros hábitats en agrupaciones incorrectas, podría ser devastador para su futuro.
Aunque viven en una zona protegida y razonablemente grande, el bosque en el que pasan la mayor parte de su tiempo está muy fragmentado.
"Todos los gibones están aislados en un parche de terreno dentro de un paisaje más amplio", dice Turvey.
"Hay zonas de bosque que los gibones no están ocupando".

Los monos solitarios

Antes de moverlos a otras zonas de la reserva, los conservacionistas preferirían que aumenten sus cifras. Pero parece que su nivel poblacional se ha estabilizado misteriosamente.

ApeImage copyrightXinhua
Image captionEl gibón de Hainan vive en los bosques tropicales de la isla de Hainan, en China.

Aunque se están reproduciendo a un nivel normal para estos monos, sus cifras no han aumentado.
Turvey tiene algunas ideas de por qué este puede ser el caso. A medida que los individuos maduran sexualmente, normalmente se separan de la unidad familiar.
Entonces deberían formar un nuevo grupo y crear una familia propia. Pero algunos individuos no lo hacen, sino que vagan solos por los bosques.
Esto hace que sean muy difíciles de monitorear, dice Turvey. "Si no están en un grupo social, casi nunca cantan, nuestro conocimiento de lo que pasa con los individuos solos es anecdótico".
No se sabe por qué algunos de los gibones viven solos. Puede ser porque el tamaño limitado de su hábitat no puede soportar más grupos, o puede ser debido a las molestias causadas por los humanos.
Aunque los humanos no los cazan, sí que cazan a otros animales en el bosque.
También puede ser que los solitarios no formen nuevos grupos porque sus vínculos familiares se han hecho demasiado débiles.
Y su semejanza genética a los otros gibones con los que se encuentran puede disuadir a otros de la reproducción.
Sea cual sea la razón, crea un problema: si más y más gibones se aíslan, la población no crecerá. Para salvarlos, hay que saber por qué son tan reacios a formar nuevos grupos.
No es un rompecabezas tan fácil o barato: encontrar una respuesta requiere más recursos humanos, mejor seguimiento y un aumento en el uso de tecnologías acústicas para escuchar las llamadas de los gibones.
Este verano, Turvey y otros colegas hicieron esto y obtuvieron resultados interesantes. Por ejemplo, antes se pensaba que los gibones formaban tres grupos sociales principales, con algunos individuos solitarios.

¿Cuántos hay en realidad?

El monitoreo acústico mostró claramente que hay un cuarto grupo.
Además de monitorear sus llamados en el bosque, el equipo probó el método de grabar la llamada de un gibón y reproducírsela.

ApeImage copyrightRussell A. Mittermeier
Image captionEl orangután de Sumatra es otra especie en crítico peligro de extinción.

Tuvo el efecto deseado. "Un macho apareció en la zona en la que supusimos que no deberían haber gibones".
El hecho de que exista este cuarto grupo social fue un buen descubrimiento. Podría incluso indicar que algunos individuos solitarios han formado finalmente un grupo.
El descubrimiento de este grupo aumentó la cifra de gibones de 25 a 26 individuos,dice Turvey. Es posible que no se haya contabilizado a los padres y, en ese caso, el número real sería 28.
Otro signo positivo es el hecho de que una población tan reducida haya conseguido vivir en ese pequeño pedazo de tierra por 30 años. "Es una suerte que no se hayan extinguido ya", dice Turvey.
Con tan pocos individuos, un evento azaroso podría fácilmente haberlos hecho desaparecer: una enfermedad o un tifón serían suficientes. Pero algo así podría todavía ocurrir: para salvar la especie, es esencial actuar con rapidez.
Christophe Schwitzer es director de conservación de la Sociedad Zoológica de Bristol y ha participado como miembro en el Grupo Especialista en Primates de la Unión para la Conservación de la Naturaleza, que ha publicado recientemente su última edición de los 25 primates en mayor peligro del mundo.
Schwitzer tiene esperanzas de que estos primates puedan ser salvados del olvido.
Con tan pocos sobrevivientes, los gibones corren un riesgo más alto que otras especies en peligro: los monos necesitan hábitats más grandes y son más lentos en reproducirse. Así que su propia naturaleza les hace más vulnerables.
Pero hay algo que sigue siendo asombroso. Ninguna especie de primates, al menos de las conocidas por Schwitzer, se ha extinguido este siglo o el pasado. "Los primates tienen la capacidad de recuperarse aun siendo muy pocos".
BBC

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