viernes, 25 de diciembre de 2015

Esta empresa paga tu boda. Pero si te divorcias te toca devolverlo con duros intereses

“Te casaste, la cagaste”. Cuesta creer que un dicho tan castizo y certero sea tan poco observado por las miles de parejas que deciden cada año tentar a la suerte contrayendo matrimonio. Pasar por la vicaría es un deporte de alto riesgo en los tiempos que corren.
Dos estadísticas de nuestro país – oficiales, del mismísimo INE – bastan para demostrarlo. En primer lugar, el número de matrimonios aumentó un 1,2% en el primer semestre de 2015 respecto al mismo periodo del año anterior. En segundo, se firmaron más de 100.000 divorcios en 2014, un 5,6% más que el año precedente. Más casamientos, más descasamientos.
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Así las cosas, el matrimonio podría parecer un mal negocio. No obstante, como casi todo en esta vida, depende del cristal con que se mire. Para algún empresario avispado, todos esos contrayentes condenados a romper su enlace tarde o temprano representan una fantástica oportunidad.
La ‘startup’ estadounidense Swanluv lo ha sabido ver mejor que nadie. La suya es una oferta que ningún enamorado puede rechazar: corren con los gastos del casorio con la sola condición de que los tortolitos sean felices (y coman perdices) para siempre. Si un mal día se divorcian, tendrán que devolver el montante con intereses.
Los prometidos del otro lado del charco, seguros de su amor eterno, acuden a esta firma en busca de una inyección de capital de hasta 10.000 dólares (algo más de 9.100 euros). Si todo marcha bien, jamás tendrán que devolverlos. Si no, lo pagarán con creces.
Huelga decir que en la potencia norteamericana también son muy corrientes los divorcios: entre el 40 y el 50% de los matrimonios acaban en desastre.
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El interés que abonarán llegado el caso depende de la solidez de su romance. Antes de aceptar el trato, los algoritmos de Swanluv elaboran un perfil de riesgo y determinan si habrá apuesta y lo elevada que será. Las parejas condenadas al fracaso reciben más dinero y en mejores condiciones; los que están hechos el uno para el otro se tienen que conformar con las migajas o se van a casa con las manos vacías. Ya se sabe que el dinero no crece en los árboles…
Por tanto, lo que vende esta empresa en un seguro a la inversa: cuando las cosas te van bien, recibes; cuando te vayan peor, te tocará aflojar la mosca. Por supuesto, a ellos también les puede salir mal la jugada. ¿Cuántos no aguantarán lo que haga falta con tal de no rascarse el bolsillo?
“Si no, haberlo pensado antes”, les dirán sus seres queridos. Y es precisamente el argumento que utiliza Swanluv para cazar noviazgos debiluchos. Los fundadores de la ‘startup’ aconsejan a sus potenciales clientes que respondan a una crucial pregunta: “¿Debería casarme si no estoy dispuesto a firmar?”. Cualquiera se atreve a decir que no…
Sobre todo si algunas cláusulas del contrato protegen a los contrayentes. Por ejemplo, la compañía ofrece los servicios de un consejero matrimonial que les ayudará a superar los baches que se vayan presentando (o quizá, si somos malpensados, les manipulará sutilmente para provocar la ruptura). En ciertas circunstancias, además, habrá un solo responsable de pagar la cuenta en caso de divorcio: si se ha producido algún maltrato, la víctima (¡qué menos!) se olvidará de la factura.
Y te preguntarás: ¿se están forrando los ‘anticelestinos’ de esta empresa con su fórmula? Pues de momento, según dicen, no: “El 100% del dinero recaudado de los miembros que después se divorcian se usa para financiar las bodas soñadas de futuras parejas”, aseguran. “Swanluv mantiene el sueño vivo”. En la salud y también en la enfermedad (pero no tanto).
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Con información de Daily Mail y Washington Post y fotos de 16:9clue,Michael Ragsdale y Saintpo2007

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