Los físicos del Instituto Max Planck de Física de Plasmas tardaron nueve años en construir el dispositivo denominado "stellarator", que costó 1.000 millones de euros -1.094 millones de dólares- hasta el momento.
Su objetivo es desarrollar una nueva fuente de energía, generada por la fusión de núcleos atómicos, que se produce naturalmente en el corazón del sol y de la mayoría de las estrellas.
A diferencia de las centrales nucleares, donde la producción de energía es resultado de la fisión nuclear, el stellarator funciona al revés juntando o fusionando núcleos atómicos.
El proceso consiste en someter átomos de hidrógeno a temperaturas de hasta 100 millones de grados centígrados para que sus núcleos se fusionen, generando así energía.
La muy alta temperatura provoca la formación de un plasma, cuyo enfriamiento hay que impedir y que hay que mantener confinado durante el tiempo necesario para alcanzar la fusión y, con ella, la creación de energía.
Los físicos alemanes empezaron este jueves a probar su enorme máquina Wendelstein 7-X para crear un plasma con helio.
"Estamos muy satisfechos", declaró Hans-Stephan Bosch, cuyo departamento es responsable del funcionamiento del reactor. "Todo pasó como previsto", indicó.
El primer plasma de helio formado en la máquina de 16 metros de largo se mantuvo una décima de segundo y alcanzó una temperatura de cerca de un millón de grados.
Los científicos intentarán ahora prolongar la duración del plasma y determinar la mejor forma de producirlo.
En enero, utilizarán el hidrógeno, el objetivo real de su estudio.
La fusión nuclear se considera como el santo grial de las energías limpias, ya que promete ofrecer una energía ilimitada y no presenta los riesgos asociados a la producción nuclear, con sus imperativos de seguridad y el problema de los desechos radiactivos.
En el sur de Francia, el proyecto Iter, integrado por 35 Estados -incluidos Estados Unidos, China, la Unión Europea y Rusia-, está construyendo un tokamak, una máquina con forma de anillo que permite una fusión nuclear. Pero diversos problemas técnicos y de costes aplazaron el inicio de las pruebas, y aún no se llevó a cabo ningún experimento casi 10 años después de su lanzamiento.
Estados Unidos también está construyendo reactores experimentales de menor tamaño, pero su financiación es un problema crónico.
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