Durante más de 70 años, la controvertida RAND Corporation ha sido parte importante en las carreras de altos cargos y militares de los Estados Unidos y de un buen puñado de genios que, a través de la organización, han tomado parte en decisiones trascendentales para el país de las barras y estrellas y a menudo para el resto del mundo.
A pesar de ello, su nombre sigue siendo relativamente desconocido para una parte del gran público, aunque sea también una de las grandes obsesiones de ese sector de internet al que le encantan las teorías de la conspiración, como implicar a RAND en espinosas tramas relacionadas con los ovnis.
“RAND, un acrónimo de ‘Research and Development’ [investigación y desarrollo], fue el primer ‘think tank’ del Pentágono después de la II Guerra Mundial, los cerebros detrás de los músculos de las Fuerzas Aéreas”, relata Annie Jacobsen en su libro ‘The Pentagon's Brain’.
“Durante los años 50, los analistas producían informes en masa, principalmente sobre armas nucleares. Cuando llegaba la hora del almuerzo, salían, extendían mapas del mundo sobre la mesa, sacaban las piezas del juego correspondiente y comenzaban las partidas”. Así describe la autora el ambiente que se vivía en la corporación, llena de genios brillantes que elaboraban estrategias e ideas destinadas a marcar el destino de países de todo el mundo.
Fundada en 1948, la RAND Corporation ha avanzado mucho con el paso de los años y hoy ya tiene brazos en Europa y Asia. La lista de organizaciones para las que trabaja también se ha ampliado desde aquel primer contrato con las Fuerzas Aéreas. En la actualidad colabora con casi todas las ramas del Gobierno estadounidense: la secretaría de Defensa, el Departamento de Salud, la Agencia de los Medicamentos y los Alimentos (FDA por sus siglas en inglés) o la Armada son sus principales clientes junto al que fuera su primer y fiel empleador.
El 25% restante de su financiación, aproximadamente, proviene de una larga lista de universidades, fundaciones (la de Bill y Melinda Gates y la de George Lucas entre muchísimas otras), organizaciones y ramas de gobiernos extranjeros (Israel, Japón, Mongolia, Países Bajos, Dinamarca…) y hasta distintos organismos de la Unión Europea. Una miscelánea de naciones y entidades que confían en ellos para generar inteligencia.
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lConfidencial
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