lunes, 7 de diciembre de 2015

¡El Himalaya se derrite!

Debido al calentamiento global, cada año se deshielan 247 kilómetros cuadrados de los glaciares del Tíbet, donde nacen los mayores ríos de Asia

Por culpa del cambio climático, cada vez son menos las montañas nevadas en el Tíbet 
Con sus blancos picos sobresaliendo entre las nubes, la imagen idílica del Himalaya podría ser solo una postal del pasado en pocas décadas. Separando China y la India con nueve de las montañas más altas del mundo, esta imponente cordillera es el «Tercer Polo» de la Tierra, tras el Ártico y el Antárticoal albergar en la altiplanicie del Tíbet más de 46.000 glaciares,casi el 15% de los que aún quedan en el planeta. Pero, al igual que ocurre en ambos círculos polares, sus nieves se están derritiendo por el calentamiento global, contra el que estos días lucha la Cumbre del Clima de París.
Según calculan la autoridades chinas, cada año se deshielan 247 kilómetros cuadrados de los glaciares del Tíbet, donde se teme que desde 1950 se han perdido 7.600 kilómetros cuadrados, un 18 por ciento del total. Se trata de un gravísimo problema medioambiental porque en el «Techo del Mundo» nacen los mayores ríos de Asia, como el Yangtsé, el Amarillo, el Mekong y el Brahmaputra, y este deshielo afecta a los 2.000 millones de personas que viven en sus cuencas, casi un tercio de la población mundial.
«En el Tíbet sufrimos los fuertes efectos del cambio climático. Los lagos están aumentando por el deshielo de los glaciares, pero la lluvia ha disminuido», explica Ciren Pingcuo, experto en medioambiente de la Academia China de Ciencias Sociales, a un grupo de medios extranjeros autorizados a viajar a Lhasa, entre ellos ABC como único representante español. Tal y como reconoce con impotencia, «la temperatura en el altiplano del Tíbet ha aumentado dos grados en los últimos veinte años y los glaciares se están derritiendo, pero no hemos encontrado medidas efectivas para detener este proceso». Para colmo de males, este deshielo por el calentamiento global ya está afectando también a las 50 montañas que tienen más de 7.000 metros de altura, entre las que hay once por encima de los 8.000.
Con una subida de las temperaturas mayor que en el resto del globo, se calcula que dos tercios de los glaciares del «Techo del Mundo» habrán desaparecido en 2050. Además, en la última década se ha derretido la capa de hielo permanente («permafrost») que alberga su subsuelo, que está provocando la filtración de aguas subterráneas y podría desaparecer en un 80 por ciento a finales de este siglo. Lo peor de todo es que dicha capa subterránea, que se formó hace miles de años, contiene 12.300 toneladas de dióxido de carbono (CO2), que se liberarán a la atmósfera cuando se funda y agravarán aún más las emisiones contaminantes que provocan el calentamiento global.
A 4.718 metros, el lago Namtso, en Tíbet, es uno de los más altos del mundo y el segundo mayor de China
A 4.718 metros, el lago Namtso, en Tíbet, es uno de los más altos del mundo y el segundo mayor de China- PABLO M. DÍEZ
Con algunos glaciares menguando cada año hasta 300 metros y sin apenas nieve ya en el campamento base del Everest, este deshielo amenaza con provocar inundaciones en las cuencas de los ríos que nacen en el Himalaya y se extienden por Asia, sobre todo en China, la India, Nepal, Bhután y Bangladesh. Para controlar su caudal, el autoritario régimen de Pekín está construyendo en el Tíbet numerosas presas que ya han sido criticadas por los países que se sitúan cauce abajo. «Efectuamos concienzudos estudios de impacto ecológico antes de su construcción, ya que los embalses son necesarios para producir electricidad», justificaMa Jinglin, subdirector la Comisión para la Reforma y el Desarrollo en el Tíbet. Con 200 millones de kilowatios en recursos de energía hidroeléctrica, que suponen un 30 por ciento del total en China, esta región de 1,2 millones de kilómetros cuadrados cuenta con 365 ríos que pueden llegar a producir 10.000 kilovatios de electricidad cada uno.
En un mundo con los recursos cada vez más escasos, el agua se erige además en un importante arma geoestratégica que determinará las relaciones internacionales en el futuro y el «Techo del Mundo» atesora las mayores concentraciones hídricas del planeta. Como advirtió recientemente el primer ministro de la Administración tibetana exiliada en la India, Lobsang Sangay,«las guerras se libraban antes por el territorio. Ahora se lucha por la energía, pero las próximas batallas serán por el agua. Y el Tíbet es la mayor fuente de agua».
Pero, al mismo tiempo, los ríos están menguando o incluso desapareciendo. Tal y como reconoce el Ministerio de Recursos Hídricos de China, en 2011 se habían perdido ya 28.000 pequeños ríos, en parte por el calentamiento que sufre el Tíbet. Este fenómeno no solo afecta a China, ya que las últimas investigaciones científicas han relacionado la subida de la temperatura y el deshielo en el Himalaya con las recientes olas de calor que han golpeado a Europa y Asia. En un planeta cada vez más caluroso, es solo cuestión de décadas que el «Tercer Polo» también se derrita.

La subidad del nivel del mar afectará a 145 millones

Como prueban las entre 9.000 y 10.000 millones de toneladas de dióxido de carbono (CO2) que libera cada año a la atmósfera y la espesa niebla de polución que suele cubrir Pekín, China es ya el país que más contamina del mundo, pero no reducirá sus emisiones hasta 2030. Como consecuencia, la oficina estatal del cambio climático teme que las temperaturas suban a final de siglo entre 1,3 y 5 grados, derritiendo aún más los glaciares y aumentando el nivel del mar en sus costas. Dicho nivel, que entre 1980 y 2012 subió 2,9 milímetros anualmente, podría elevarse hasta 60 centímetros a finales de siglo, según un informe oficial de China sobre el cambio climático citado por el periódico «The New York Times». Tan notable subida del mar afectará a los 145 millones de personas que viven en la costa china, que, según dicho estudio, «podrían enfrentarse al riesgo de grandes catástrofes que hoy son difíciles de prever». Aunque no mucho, todavía hay tiempo en la Cumbre del Clima de París para impedir tan sombrío futuro.
ABC

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