lunes, 9 de febrero de 2015

El monje momificado que 'no está muerto'


De acuerdo con el budismo, un ser iluminado es aquel que ha trascendido las limitaciones humanas y escapado de la ilusión de este mundo. Se cree que algunas personas han logrado este estado, gozando de una vida eterna en el “cultivo de la mente”.
Según algunos budistas este  monje momificado lleva 200 años de meditación y aún “no está muerto”. Hallado en el distrito Songino Khairkhan, en Mongolia, el monje, cuidadosamente sentado en posición de loto, está a un paso de transformarse en un Buda de la vida real.  
Gankhüügiin Pürevbat, fundador del Instituto Mongol de las Artes Budistas en la Universidad Budista de Ulan Bator, explica que “el lama está sentado en una posición de loto llamada vajra, donde la mano derecha está abierta y la izquierda simboliza la predicación de un Sutra. […] Este es un signo de que el lama no está muerto, pero en una meditación muy profunda de acuerdo con la antigua tradición de los lamas budistas”. De hecho, se insiste que este es un estado espiritual muy raro y especial, al cual se conoce en el Libro tibetano de la vida y la muerte como tukdam:
Un practicante realizado pertenece en el reconocimiento de la naturaleza de la mente en el momento de la muerte, despertando en la Luminosidad de la tierra en donde se manifiesta. Él o ella puede quedarse en este estado numerosos días. Algunos practicantes y maestros mueren mientras están sentados durante varios días. Algunos practicantes y maestros mueren mientras están sentados en posición de meditación, y otros en ‘la posición del león dormido’. Además de su perfecto equilibrio, donde existen otras señales que muestran su estado en la Luminosidad de la tierra: aún hay cierto color y brillo en su rostro, su nariz ya no se hunde hacia adentro, la piel permanece suave y flexible, el cuerpo no experimenta rigidez, sus ojos se mantienen con un brillo de compasión y suavidad, y todavía hay cierta calidez en el corazón. Se debe tener mucho cuidado de que el cuerpo del maestro no entre en contacto con otro, y que el silencio se mantenga hasta que él o ella salgan de este estado de meditación. 
Aunque se desconoce todavía la identidad de este ser en estado de gracia (¿o es sólo una momia bien conservada?), se cree que su cuerpo debió morir en el siglo XIX. Con este tipo de casos se ponen en oposición las limitantes de la mente racional y la fantasía religiosa.

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