El encuentro íntimo más maravilloso puede dar al traste en cuestión de segundos por conductas imprudentes que cometen los amantes una vez concluye el coito.
Hábitos post-coitales como darle enseguida la espalda a la pareja y echarse a dormir; tomar el celular para ver quién lo llamó o ponerse a chatear; saltar de la cama para ducharse o hacer preguntas inapropiadas como ¿yaaa? o ¿qué tal estuve? no solo se ‘tiran’ cualquier momento de pasión sino que, con el paso del tiempo, provocan frustraciones y conflictos entre la pareja que pueden ser motivo para dar por terminada la relación.
Tal y como lo expresa el médico de Coomeva Roberto Ramírez, especializado entre otras disciplinas en Administración en Salud y ha sido profesor de posgrado en educación sexual, una relación íntima no termina con el coito, por eso la fase post-coital es muy importante en cada uno de los encuentros, “por tanto hombres y mujeres tenemos que educarnos para hacer de este momento algo maravilloso”.
Gracias a los testimonios recogidos entre ciudadanos caleños y con la asesoría del doctor Ramírez y los sicólogos, sexólogos y terapeutas de pareja Martha Mejía, Chiquinquirá Blandón y Carlos Alberto Segura, El País presenta 10 de los hábitos post-coitales más comunes, explica por qué se suelen presentar y cómo remediarlos. He aquí entonces, un manual de etiqueta post-sexo:
1. Dulces sueños
No hay una actitud más común y que moleste tanto, que una vez concluya el coito, la pareja –especialmente el hombre—se apresure a dar la espalda y se entregue a los brazos, no de su amada, sino de Morfeo. Como lo corrobora, Patricia, estudiante universitaria de 20 años. “No me gusta que después de hacer el amor esa personas especial para mí no me mime o no me demuestre cariño porque me siento utilizada”.
De acuerdo con los especialistas hay que darse unos minutos para que cada cuerpo, después de semejante faena, vuelva a su condición natural y en función de eso pueda surgir el deseo de comer, hablar, dormir, de estar en silencio o bañarse juntos. Eso sí, ninguno debe olvidar que tiene una pareja al lado que necesita de su atención y de sus mimos.
Hay que tener en cuenta, sobre todo ellas, que el hombre al eyacular tiene una descarga de sustancias como la dopamina y la serotonina (las llamadas hormonas del placer o drogas del sexo) que generan una sensación de absoluto relax. Por tanta tranquilidad del cuerpo y la mente el varón puede entrar en una fase profunda de sueño.
En cambio a ellas les sucede lo contrario. Al tener el orgasmo, las hormonas suben a su pico más alto, pero como las mujeres al contrario del hombre no evacúan secreción (solo hay lubricación) se incrementa la actividad en el sistema nervioso central, se incentivan más las hormonas, por lo cual pueden estar hasta tres horas seguidas en alerta o sea, más activas.
Sin embargo, ellos deben tener presente que la sexualidad va más allá de lo genital, que la mujer es un ser sensible, romántico, por lo tanto, ellos no pueden cambiar de actividad como si se estuvieran cambiando de ropa.
Lo ideal, después de la penetración, es continuarla mientras el pene siga erecto, no es eyacular y sacar el falo. No. Y luego, después de que se ha perdido por completo la erección seguir abrazado a la pareja, decirles palabras románticas, porque la mujer es un ser muy auditivo y en ese momento quiere escuchar palabras cariñosas, que le lleguen al alma, que la hagan valer como persona, como mujer y como amante.
2. ¡A la ducha!
Que la pareja corra despavorida a la ducha a asearse una vez tiene el clímax es una conducta que irrita, porque a algunos les hace pensar que su cónyuge les tiene “asco”, que “quisiera escapar” o que “padeciera algún trauma sicológico”. La higiene íntima es importante pero no hay que obsesionarse con ella al extremo de ducharse enseguida o tomar el spray de fragancia rosa y rociar el cuarto para evitar un olor delator.
Es comprensible que, sobre todo, la mujer se sienta incómoda por la secreción seminal en su vagina y algunas veces sienta picor, pero en vez de lanzarse a la ducha lo mejor es que seque la humedad y tiempo después, sí, proceda a lavarse.
Los expertos aconsejan hacerse un lavado de los genitales inmediatamente si la pareja ha practicado sexo anal.
3. Sin afanes
La relación íntima más maravillosa puede quedar proscrita al libro del olvido y sin asomo alguno de un próximo encuentro, cuando la pareja vuela a vestirse, a pedir la cuenta o se atreve a decirle: ¿te pido ya el taxi? En general, esas conductas son usuales en relaciones donde uno de los dos ha puesto el corazón, la atención y a este le queda una sensación de vacío, pero al otro realmente le importa poco, la considera un ‘affaire’, algo meramente sexual e informal.
Así lo expresa Eduardo, un caleño cuarentano, con experiencias de este tipo. “Cuando tengo una relación íntima informal, casual, me molesta que ella quiera estar más tiempo conmigo, que se ponga a abrazarme porque actitudes así las acepto solo de mi pareja, de alguien que ame de verdad. Una mujer que tiene una cita informal sabe a lo que va, sabe que cuando se termine la relación íntima cada quien va para su lado”. Hay casos en que sin ser una relación casual, al hombre le molesta que la mujer se vista o se oculte tras la cobija para no dejar ver su cuerpo desnudo porque no entiende la razón, pues supone que hay confianza.
4. ¿Aló, mamá?
A Juan Carlos le irrita que su pareja, tras el acto sexual, tome el celular para saber quién la llamó o para ponerse a chatear. “Hay una desconexión enseguida, es como que me dijera, bueno, ya salimos de eso, volvamos al mundo. Interrumpe el momento íntimo, el cual no debe concluir cuando ella llega al éxtasis y yo a la eyaculación, porque para mí es importante la previa, el durante y el después, si es una relación seria”.
Dispersar la atención hacia el móvil, además de ser un acto de mala educación puede motivar a que el otro piense que la relación íntima solo fue un acto instintivo y sin trascendencia.
Así que antes de mirar su celular y ponerse a hablar, piénselo dos veces.
5. Exijo repetición
Insistirle a la pareja para que tengan un nuevo encuentro sexual cuando esta ya se siente saciada o cansada es una conducta que debe evitar. Al hombre, por ejemplo, le molesta sentirse presionado por una amante con frases como, “¿no quieres otro?”. “Pero qué poca resistencia tienes ya”.
Las mujeres tienen que ser comprensivas y entender que el hombre, después que ha eyaculado, necesita un tiempo de descanso para recuperarse, entre otras razones, porque él, según estudios, tiene hasta siete veces más desgaste de energía que ellas por tener una meseta (fase de excitación) muy rápida, sostener la erección y llegar a un pico muy alto al momento de la eyaculación y luego descender.
Es el llamado tiempo refractario, el cual va aumentando con la edad. Es así como después de los 40 debe esperar de 20 a 40 minutos. Si accede rápidamente puede presentar flacidez en la penetración y ambos se sienten mal. Lo mejor, mientra descansan es masajearse, acariciarse, hablar de algo que les interese y si se da un nuevo encuentro, pues mucho mejor.
6. Vetar frases
“¿Yaaaaa?”, “¿Cómo estuve?”, “¿Te gustó?”, “¿Me quieres mucho o un poquito más?”, “¿Soy un verdadero semental, no?”. Son frases que por acribilladoras, imprudentes, inoportunas o ególatras, hay que desechar luego del acto sexual.
Expresiones que buscan aprobación como “¿te gustó?” o “¿de verdad me quieres?” denotan inseguridad de la pareja, necesidad de aprobación y eso molesta.
Otras frases que se deben ir olvidando son: “nunca me había pasado algo así” o “no vayas a pensar que soy fácil”.
La primera la suelen utilizar los hombres que por la ansiedad, los nervios o la inexperiencia tienen una eyaculación precoz o una dificultad en la erección. O en el caso de ella porque no lubrica o le duele.
La segunda es propia de mujeres que acceden con facilidad y rapidez a un encuentro sexual y quieren justificar su conducta.
Son frases que no tienen mucha credibilidad porque con el tiempo se han convertido en un verdadero cliché.
Son frases que no tienen mucha credibilidad porque con el tiempo se han convertido en un verdadero cliché.
7. Buscar otros objetos de atención
Prender la televisión, ponerse a trabajar, leer un libro, hojear una revista o fumar un cigarrillo son ‘pecados’ en la intimidad. Los momentos post-coitales deben ser entretenidos, por eso hay que evitar que la atención se vaya a otro objeto que no sea la pareja.
Para ello háblele de cosas románticas, de temas agradables, no tratar temáticas de problemas como recordarle que no han pagado los recibos o el colegio de los niños. Ni tampoco se queje de situaciones vividas hace poco.
Tampoco se le ocurra poner un video erótico para que su pareja imite lo que están viendo en la película. Eso le resta propositividad, iniciativa, creatividad al otro. El video solo es válido para inyectar erotismo al momento.
8. Comparar
“¿Lo mismo que me acabas de hacer a mí se lo hacías a aquella?” “¿Quién te enseñó lo que sabes?”. Esas son frases que incomodan porque buscan escudriñar en el pasado del otro o reflejan dudas de la pareja. No hay que tener memoria del pasado y mucho menos del sexual.
Si tiene alguna inquietud que despejar o un reclamo que hacer no lo haga en ese preciso momento. Acaba con toda la magia.
Generalmente quienes asumen esta actitud son mujeres traumatizadas por una infidelidad que no gozan de lo que están viviendo en la intimidad porque se ponen a pensar: “¿este besaría y tocaría a ‘fulanita’ como me está besando y tocando a mí?”. Si es frecuente que experimente esta situación debe buscar ayuda sicológica.
9. Adulación
No hay nada más molesto que frases aduladoras luego de intimar como “esto es lo mejor que me ha pasado en toda mi vida”, “eres todo un volcán”, “nadie te supera”.
En el afán por agradar a la pareja terminan convirtiéndola en un superhéroe o en una heroína.
Por eso no exagere. Sea muy puntual a la hora de destacar lo que le gustó de su cónyuge: “me encanta cuando me besas la espalda”, o “cuando rozas con tus labios mi entrepierna” o “me gusta mucho si pasas la punta de tu lengua en mi nuca”.
Sobre todo, no adule a los más maduros. “Frases como nunca había sentido lo que acabo de sentir contigo, no las soporto”, confirma Eduardo, “creen que uno es un muchacho que se va a tragar esos cuentos”.
10. Demuestre afecto
De la forma como termine una relación sexual depende una próxima. Al terminar, por tanto, no se quede mirando para el techo. Es apropiado hacerle una manifestación de gratitud o afecto a la otra persona.
No tiene necesariamente que ser verbal o que entregarle una pastoral de agradecimiento. Basta con acariciarle el cabello, masajear su espalda, mirarla fijamente a los ojos o darle un abrazo largo y sostenido.
Que la pareja sienta su presencia, su atención por unos minutos después. Esa es una forma de gratitud, de manifestarle al otro el placer, la gratitud de haber compartido a través de su cuerpo ese nivel de goce. Si no es así la pareja se siente usada o piensa que usted es un ser egoísta.
Testimonios de caleños
Luis: “Si es una vieja cualquiera, una vieja ‘X’ y quiere “arrunchis” conmigo después de hacerlo, eso me molesta. También me molesta que yo quiera repetir y que mi pareja no quiera más”.
Sandra: “La primera vez que lo hice con mi novio actual él no me abrazó, no hubo caricias después de… pensé que había cometido un error al haber tenido mi primera vez con él sin que hubiera complicidad y confianza como para darnos cariño después de hacer el amor. Sexualmente fue muy bueno pero sentimentalmente me sentí vacía, no sentí la conexión emocional que esperaba”.
Jairo: “Me molesta que se pare enseguida de la cama. Y esto es común. Ese error la impresión que da es que es una persona que me quería tener como amante y nada más. Si se queda es porque esa persona te llena y sigue abrazándote, acariciándote”.
“Le pasa esto mucho a las mujeres. Si ella sabe que uno tuvo una relación con otra, después de terminar el acto hacen preguntas que no deben hacer como “¿Y tú le hacías también esto a fulanita?” “¿Cuántas veces hiciste con ella lo que me hiciste a mí?” “¿Con quién aprendiste todo esto?” Eso es demostrar inseguridad. Yo nunca le he preguntado a una mujer ¿quién te enseñó eso? Lo importante es que lo aprendió y de ese aprendizaje he disfrutado yo y punto”.
Luz María. “Me incomoda que se voltee y empiece a roncar, me siento mal como si a él se le acaba la atracción por mí, que estaba solo interesado por el momento del acto y ya”.
Xiomara. “Me incomoda bastante que se levante de la cama y se vaya para la sala, me siento como rechazada”.
Cecilia. “Me molesta que no aguanta el segundo round. Él con uno solo ya está satisfecho y yo no. Él tiene 31 años, no aguanta. Tiene poca resistencia.
Carlos: “No me gusta que al terminar yo quiera más y ya ella no. Eso me da mucha rabia”.
Juan Carlos: “Cuando terminamos la relación yo trato de acariciarla y ella me esquiva, como si le fastidiara, eso me hace sentir molesto y mal. Y si le doy besos se limpia la boca”.
Ricardo: “Cuando termino de hacer el amor quiero sentirme relajado, pero me ha pasado que se ponen a llorar, hay mujeres que les da la lloradera. Me molesta también que me pregunten si ellas estuvieron bien. Lo que más odio es que corran a ducharse, como si sintieran asco, uno lo hace con personas que conoce y confía y me saca de quicio es que me den las gracias, el acto sexual es espontáneo y las palabras sobran”.
Rafael: “Que corran a hablar por teléfono o a chatear, como si fueran a contarle a alguien lo que les acaba de pasar”.
Mariana: Con mi pareja anterior me pasaba mucho dos cosas: Primero, me molestaba mucho que terminara e inmediatamente se quitara, se fuera a vestir o algo así. No hay nada mejor para mí que terminar y quedarse un momento descansando abrazados, o acariciándose, algo así. Pero no de una quitarse y ya
Chao. Porque me da rabia! Y segundo, me molestaba muchísimo que si no me complacía del todo, él si quedaba bien. Terminara con la situación y no hiciera nada para darme satisfacción total a mí.
Chao. Porque me da rabia! Y segundo, me molestaba muchísimo que si no me complacía del todo, él si quedaba bien. Terminara con la situación y no hiciera nada para darme satisfacción total a mí.
Lucía: “Que empiece a ver el celular o que haga llamadas. Eso me emputa y hace que me vaya”.
Jesús: “Que se comporte fría”.
David: “Que no le dé como el valor o la importancia debida, hay mujeres como que bueno, sí, estuvimos, te quiero, chao”.
Antonio: “Me molesta que ella a veces cuando terminamos, y tiene que hacer cosas de su trabajo, me empieza a decir que llamemos, o que averigüemos cualquier dato que necesite sobre eso. En otras palabras, se pone trabajadora. Creo que debería ser en otro contexto”.
Carlos: “Que se vista muy rápido, como si le diera pena que yo la vea”.
Ariel: “que le abra la pueta al perro y este se suba a la cama”.
Graciela: “Que pregunte que si estuve fingiendo placer mientras estuvimos juntos”.
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